Primer Summer Workshop en el estudio, dos días de experimentación volcadas en el proceso, sin ponernos metas ni resultados, y es que pocas veces experimentamos el proceso por sí mismo, y resulta un ejercicio muy positivo para estimular nuestra creatividad y conectarnos con el presente. Más de 10 horas trabajando intensamente diferentes técnicas artísticas que se nutren e inspiran en la naturaleza: carboncillo, dibujo de naturaleza, tinta y plumilla, color, pintura artesanal, un poco de composición y el collage que han ido cristalizando los proyecto de ilustración personal, simpáticos mini libros.
La idea ha sido conectarnos con nuestra parte más intuitiva y creativa.
Iniciamos practicando el dibujo y los apuntes de naturaleza con un carboncillo artesano elaborado por Marc Ayats, con tronquitos de pino, porrasa y almendro, en una gasificadora ingeniada por él. Los apuntes de naturaleza nos ayudan a practicar la memoria, la observación, la concentración y la velocidad.
Pero ¿Y qué tal dibujar una ramita de lavanda tirando mano sólo de nuestra memoria, o una piña sin mirar el papel o una caracola de mar con los ojos cerrados? O seguir las instrucciones de otro para dibujar? Sencillos ejercicios que estimulan el hemisferio derecho del cerebro, al que le gustar pensar holísticamente y relacionarlo todo, que se siente libre y seguro creando, que echa mano de la intuición y de los recuerdos, que es imaginativo, que no se presiona por el paso del tiempo, y que cuando algo es demasiado complejo para describirlo gesticula, como pintando en el aire, es el encargado de trabajar con las combinaciones de color y en fin, es bueno creando metáforas y nuevas combinaciones de ideas…. estuvimos poniéndole ejercicios en bandeja para que se pusiera en acción, y luego una bandada de pájaros cruzó veloz, ya con la mano más suelta y el corazón más abierto, se tomaron bellos apuntes.
Continuamos atrapando texturas de la naturaleza con los frottages, aparte de ser un rico material plástico, la actividad resulta muy relajante y nos despierta ese instinto de recolectoras, necesario en la exploración y experimentación artística.
Construimos nuestras plumillas con plumas de oca, y practicamos el trazo con tinta china y tinta a partir de la grana cochinilla. Viajamos a México a través de fotografías de mi visita a una nopalera dedicada al cultivo y recolección del insecto.
Por la tarde nos adentramos en el color y elaboramos nuestra propia pintura artesanal con pigmentos naturales a base de tierras y óxidos, y como aglutinante extraemos el mucílago de la chumbera (Opuntia Ficus-indica). Y ya veis que maravillosos colores y que gran creatividad se despertó. Reunimos con collage todo lo experimentado y así ilustramos haikus, pequeños poemas japoneses.
El segundo día comenzamos con la composición, comentamos los encuadres y sobre el equilibrio de los elementos, y ya con toda la mochila de la experimentación previa, nos lanzamos a ilustrar un proyecto ilustrado personal, un minilibro. Trabajan desde la planificación a la creación de los personajes, empiezan a aparecer las primeras páginas, hermosos trabajos se empiezan a vislumbrar. Puesta en común para aprender de las demás. Y es que procesos creativos hay tantos como personas. Y aquí una muestra.
A lo largo del proceso experimentamos como todxs podemos crear, sólo tenemos que exponernos. Palpamos como nuestro medio natural nos proporciona materiales y recursos y es una rica fuente de inspiración. Le doy las gracias, y también al lindo grupo de 10 mujeres, de edades, profesiones y expectativas diversas, unidas por la búsqueda de inspiración, el gozo de crear y relajar nuestra mente. Gracias por vuestro trabajo!